BIOGRAFÍA DE IBN ASHIR

El Sufismo en Al-Ándalus. Imagen en la Web: ENLACE
 

Biografía Ibn Ashir:

Nos parecía importante mostrar el recorrido de esta notable figura del sufismo originaria de Jimena de la Frontera, que especialmente dejaría marcada su trayectoria al otro lado del Atlántico, en la ciudad de Salé. Son numerosos autores los que han dedicado, en mayor o menor extensión, estudios sobre Sidi Ben Ashir. Abordaremos más adelante las figuras contemporáneas a su época más significativas que lo mencionaron, como el sabio Ibn 'Abbad de Ronda, que fue su discípulo, Ibn al-Jatib de Loja, Visir del Reino de Granada o Abū ʿInān Fāris, Sultán de Marruecos.

Como se ha mencionado con anterioridad, Ibn Ashir nace en las postrimerías del siglo XIII en Jimena de la Frontera. En esa época, tras la batalla de las Navas de Tolosa, con la derrota de los almohades y la caída de poblaciones cercanas como Jerez, Arcos o Alcalá de los Gazules, Jimena se encuentra en una frontera muy emergente en el Reino de Granada, separando la parte occidental del reino con los territorios cristianos.

Si seguimos a Regueira y colaboradores, muy poco antes de nacer Ibn Ashir, en el último tercio del siglo XIII, los campos de Granada estaban siendo asolados por el Infante Don Pedro, tercer hijo de Alfonso X el Sabio. Lo que hace que el rey nazarí, Muhammad II, solicite la ayuda del sultán benimerín, Yusuf-Ibn-Yacub. Tal como se cuenta en las crónicas de Alfonso XI: “Et ese rey Ismael, por aver en su ayuda al rey de allen el mar, diole Algeciras, et a Ronda, et Castellar, et a Xemina, et a Estepona, et a Marbella, et los otros castillos que son de Ronda fasta Algeciras.” Se resalta la importancia de este documento escrito, de 1293, porque es la primera vez que aparece en una fuente escrita la toponimia de Xemina.

Por lo tanto, el nacimiento de Ibn Ashir se produce en un territorio que acababa de ser donado por los nazaríes a la dinastía marroquí de los meriníes (castellanizado los Banu-marin o benimerín), en una frontera con los reinos cristianos de mucha importancia. Tras la batalla del Salado en 1340 y la Toma del Al-Yazira Al-Jadra, la ciudad de Algeciras, en 1344, Samina, Samniya o Sumayna (en árabe "شمينة"), denominada por los cristianos Xemina, vuelve a formar parte del reino nazarí de Granada medio siglo más tarde.

Los Meriní en Al-Ándalus, imagen en: ENLACE

A partir de su infancia, en un pueblo fronterizo musulmán de Al-Andalús, se traslada a Algeciras en su primera juventud, donde se gana la vida enseñando el Corán y para convertirse en discípulo de maestros sufís locales, como el gran místico Abu Sarhan Sldi Mas'ud al-Ablah, que determina su trayectoria, porque este sabio, como expone Braulio Justel: “era considerado como uno de los más eminentes hombres de virtud de entonces y que daba la impresión de vivir fuera de sí y de estar inmerso en la contemplación y poseído por la fuerza del amor divino”.

Y es por el consejo de este sabio, como expone el experto de la Universidad de Cádiz, que decide cruzar el Estrecho, ya que es quién le indica, que la mejor solución es que pase a África, abandonando el frágil Reino de Granada en la península, siendo el puerto de Algeciras el lugar idóneo para el desplazamiento. En las mismas supuestas palabras de Ibn Ashir, que según Braulio Justel expones alguno de sus biógrafos:

"Cuando se acercó el momento del sitio de Algeciras por los cristianos, Abu Sarhan vino a mí y me dijo: Hermano, esta ciudad caerá pronto. Sal, pues, de ella antes de que le sobrevenga la aflicción. Así lo hice, dándole crédito y fiándome de la luz de su visión interior. Las cosas sucedieron, en efecto, como él dijo, y la ciudad cayo después de eso".

Como se ha mencionado la ciudad de Algeciras es tomada por Alfonso XI, tras la batalla del Salado en 1344/744, en las vísperas del domingo de Ramos, de ahí que, al ser convertida la mezquita en iglesia, reciba el nombre de Nuestra Señora de la Palma. Por lo tanto, de acuerdo con el propio Braulio Justel, las fechas no coinciden, porque no resultan compatibles con los hechos posteriores.

En la misma línea, Antonio Rei, desde la Universidad de Lisboa, estima que su gran maestro sufí en Rabat, Abu 'Abd Allah Muhammad al-Yaburi, del cual Ibn Ashir fue un discípulo aventajado, muere en el año 1330/629, antes de marchar a su destino más importante en Salé. Por otro lado, sabemos que cuando cruza el Estrecho visita la Meca y, a posteriori, reside una temporada en la ciudad de Mezquinez (actualmente Meknes) y otra temporada en Fez, en Marruecos. Por lo tanto, cuando se produce la batalla del Salado y la posterior Toma de Algeciras por los castellanos, ya Sidi Ben Ashir llevaba años residiendo en Salé.

Por lo tanto, resulta más convincente otra hipótesis, que fuera Sarhan Sldi Mas'ud al-Ablah, su maestro sufí de Algeciras, el que le recomendará nuevos caminos para sus enseñanzas y sus caminos místicos, mucho antes de la misma batalla del Salado y la situación crítica provocada por el conquistador Alfonso XI de Castilla en Algeciras. Siendo probable que le moviera la misma inquietud, que hace que Ibn Ashir desde muy joven se traslade desde Jimena a Algeciras, le lleve a cruzar el Estrecho en la búsqueda de nuevos horizontes de aprendizaje.

En cualquier caso, en donde las fuentes coinciden, es en su paso hacia África desde Algeciras, para llevar a cabo primero la peregrinación a la Meca y, en su retorno a Marruecos, establecerse por una temporada en la comunidad de andalusíes afincados en Mezquinez, donde tenía una de sus hermanas. Las fuentes indica que otra de sus hermanas se quedó residiendo en Jimena de la Frontera.

También vive una temporada en Fez, desde allí se traslada a Rabat, en la Zawiya (un edificio e institución asociada a los sufíes en el mundo islámico) del gran maestro sufí Abu 'Abd Allah Muhammad al-Yaburi. El maestro le asigna una celda y le tiene una gran estimación, lo llama “muchacho virtuoso y feliz” y como Ibn Ashir no quiere vivir sino de su propio trabajo, se encarga de la enseñanza del Corán a niños y adultos, así como editor de textos religiosos, con lo que obtiene el cotidiano sustento.

Rabat monumental desde Salé, imagen propia

Como expone Hanif, a la muerte de su maestro, abandonó este apacible lugar, tan propicio para la meditación, por otra Zawiya en la propia Salé, en la orilla derecha del río, cerca de la Gran Mezquita. Más tarde, con algunos ahorros ganados con esfuerzo, adquirió una pequeña casa al oeste de la ciudad, frente a la puerta de al-Mu'allaka, que da al cementerio donde ahora se encuentra su tumba.

Su preferencia por la soledad, el silencio y la meditación aumentó con la edad. No le gustaban mucho las reuniones espirituales y apenas soportaba las reuniones de fukara, que se negaba a presidir y durante las cuales solo hablaba en raras ocasiones y con la mayor reticencia.

Muchos sufíes se reunieron en torno a Ibn Ashir en Salé, un lugar propicio para la meditación que, en aquel entonces, parecía un remanso de paz y seguridad para quienes, aspirando a la vida mística, se marcharon de Fez. Así, uno de ellos, Ibn Abbad de Ronda, llegó a pasar varios años allí en compañía del santo, del que se convirtió en uno de sus más célebres discípulos, tal como afirma el académico Welles. A tener muy en cuenta, que Ibn Abbad se convierte en una de las figuras más ilustres de la escuela chadili y de toda la espiritualidad musulmana del siglo XIV.

Imagen en Museos de Andalucia, ENLACE

Por otra parte, Victor de Castro expone en un estudio sobre la Inb al-Jatib y el misticismo, su relación con Inb Ashir. Narra su estancia en Salé durante su destierro, sin dejar de exponer que al-Jatib de Loja, representa una de las mentes andalusíes más ilustres, Visir de Granada, médico, polígrafo o poeta, allí es donde establece contacto con Ibn Ashir, donde se convierte en un gran conocedor de las teorías y corrientes místicas y pasa a asumir una verdadera vocación mística y religiosa. Al Jatib queda impresionado por la singular piedad del de Jimena.

Quién no logra ser recibido es el califa Abu Inan Faris (1348-1358), que en el año 1355/756 lo intenta por todos los medios, incluso esperando delante de su puerta, enviándole una carta en la que le suplicaba que le concediera audiencia. Esta negativa podría ser que no viera con buenos ojos que Abu Inan Faris se hubiera levantado contra su padre, al que había derrocado. El califa acepta la negativa y se contenta con la carta que Ibn Asir le dirige en contestación.

Gracias a la cortesía de Yassir Amar, se puede VER COPIA de la Carta en árabe y traducido al castellano:

Enlace:

Texto en Árabe-Español de Carta de Ibn Ashir al Califa Abu Inan Faris

 

Tras la lectura de la carta, el Califa Abu Inan Faris se convence que no podrá ver a Ibn Ashir y llega a decir: "Este es uno de los santos de Allah, que Allah no nos permite ver".

Aunque no se conoce ninguna obra de lbn Ashir, era repu­tado por sus sólidos conocimientos, no solo en materia de sufismo, sino también de derecho musulmán. Su contemporáneo, el célebre jurista tunecino Ibn Arafa (803/ 1401), decía de el que era una de las dos personalidades más eminentes de su tiempo. A pesar de su fama y sabiduría, a menudo repetía: “¡Oh compañeros, yo no soy. sino uno de vosotros. No soy vuestro jeque ni vuestro maestro. Tenéis que leer los libros de los sabios y lo que han escrito los hombres ilustres y eminentes. Que nadie me imite en aquello en lo que no encuen­tre fundamento en los libros de los sabios. Yo no soy un modelo, ni un imám que haya que seguir, sino únicamente un simple musulmán".

Se consideraba que tenía una exagerada escrupulosidad de conciencia, cuando en sus últimos años, tenía aún remordimientos por dos hechos triviales, ocurridos en Jimena o en Algeciras cuando era poco más que un niño:

En el primero de ellos lamentaba que, yendo con su burro, no lo pudo controlar al pasar a un lado de un sembrado, pisando algunas de las cosas que estaba allí sembradas, sin saber quién era el dueño. Hasta entonces pedía perdón a Dios y al dueño del huerto por lo ocurrido. En el segundo, un día que iba con mucha sed, encontró un hombre al lado de un cántaro de agua, le pidió por favor si podía usarlo, cuando bebió solamente un poco de ella y el hombre le dijo que no era el dueño del cántaro, ya anciano seguía pidiendo perdón a Dios y al dueño del cántaro.

Lo que trae a colación las palabras del gran polígrafo de Loja Ibn al-Jatib Visir de Granada, cuando pudo visitarlo, extraído del texto de Braulio Justel:

"En Salé me encontré con uno de los santos del Altísimo, el gran asceta [... ] Ibn 'Ashir. A pesar de lo difícil que era verlo, por su poca accesibilidad y por el enorme respeto que inspiraba, el Altísimo me facilitó su encuentro al instante. Estaba sentado entre las tumbas en el descampado contiguo al mar [... ] y muy cuidadoso de no exponerse al peligro de pecado [... ]".

Cementerio Ibn Ashir en Salé, lugar de meditación, imagen en: ENLACE

En resumen,

Sidi Ben Ashir, un musulmán nacido en Al-Ándalus, en Jimena de la Frontera, encontró un lugar seguro y lleno de paz al otro lado del Estrecho, en un hermoso lugar a orillas del Atlántico, en la ciudad de Salé.

Se propone, que su salida de Jimena de la Frontera hacia Algeciras tiene el objeto de iniciar sus estudios, de hecho, se convierte en discípulo del maestro sufí Abu Sarhan Sidi Mas'ud al-Ablah y comienza a dedicarse a la enseñanza del Corán. Más tarde, se decide a cruzar El Estrecho, con el objeto de ampliar sus horizontes de conocimientos, lo que lleva la visita de la Meca. Tras residir un período en Mezquinez y otro en Fez, parte hacia Rabat.

En Rabat se convierte en discípulo del sufí Abu 'Abd Allah Muhammad al-Yaburi, hasta la muerte de su maestro, en el 1330/629. A partir de entonces se traslada a Salé donde lleva a cabo su principal trayectoria. Tiene el reconocimiento por los místicos musulmanes de Al-Ándalus y del Norte de África más importante de su época, como una de las más notables figuras de su tiempo. Falleció en torno al 1364 d.C. (finales del siglo VII de la Hégira)

Su mausoleo en Salé sigue siendo un lugar de peregrinaje por sus baraka (bendiciones) y curaciones, cuestión que se pudo observar en nuestra visita. Asimismo, nos sentimos sorprendidos con la visita de una psicóloga francesa que se sentía atraída por la fama de los prodigios para curar las enfermedades mentales.

 Consideramos, como expone la misma Fundación de Sidi Ben Ashir, que más que un santo local, fue un puente entre el patrimonio andalusí y marroquí, transformando Salé en un faro del saber islámico. Su influencia permanecerá para siempre en la memoria colectiva.

Tenemos muy presente, que con Sidi Ben Ashir hay un espacio cultural compartido entre Salé y Jimena de la Frontera y un punto de encuentro, que queremos seguir cultivando.

Eduardo Navarro Cupido

Secretario de la Asociación Tanit.

Fuentes Bibliográficas:

Justel Calabozo, B. (1993). El sufí de Jimena y patrono de Salé, Ibn'Asir, y su afinidad con la escuela chadilí.

REGUEIRA RAMOS, J., Mauriz, E. R., & Torres, M. A. M. (1988). Jimena y su castillo.

Hanif, N. (2002).Enciclopedia biográfica de los sufíes: África y Europa(Volumen 1). Sarup & Sons.

Welle, J. (2013). Ṣūfī Adab Transcending Scruples the Correspondence of ibn ‘Abbād of Ronda.

de Castro León, V. (2017). El Kitāb A´ māl al-a´ lām: El misticismo de Ibn al-Jaṭīb. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam66, 31-56.

Rei, A. (2017). Os Místicos no Ġarb al-Andalus e os modelos sociológicos das suas vivências (séculos X a XIII). Revista Diálogos Mediterrânicos, (13), 152-174.


VISITA Y HERMANAMIENTO FUNDACIÓN SIDI BEN ASHIR DE SALÉ Y ASOCIACION TANIT DE JIMENA DE LA FRONTERA